Como en toda cadena alimentaria, las editoriales se nutren de sus autores. Sin ellos y ellas no existirían.

Los autores, a su vez, no lo son porque hagan libros. Son los libros —propios o ajenos— los que van dando forma a los autores.

Tampoco las imprentas, contrariamente a lo que suele pensarse, hacen los libros; son estos los que activan la maquinaria y movilizan al personal de una imprenta.

Un personal que puede o no leer los libros que imprime, si bien estos no tendrían sentido sin un número de lectores. Para ellos y ellas, Como Ediciones se limita a dar forma y a hacer públicos ciertos contenidos.